martes, 29 de marzo de 2011

Juglares y presagios.

Ayer tuve una tarde juglaresca.  A las cinco había quedado en mi centro con el juglar Crispín D'Olot y, como cada vez que eso ocurre, fue una tarde especial.

Para quien no lo conozcáis os diré que Crispín es un juglar que recorre los pueblos y las ciudades de España acercando la poesía desde la Edad Media hasta la actualidad en sesiones llenas de humor, magia, luz y entrega.  Solo tenéis que poner en un buscador de Internet su nombre y podréis conocerlo a él y también una muestra de su espectáculo.

Desde las cinco llegaron, otra vez, a mis oídos sonidos de laúdes, flautas, cencerritos y otros instumentos de antaño una vez que descargamos su coche.  A mí me encanta que suene un ratito en un miniensayo porque él no lo sabe, pero toca solo para mí. 
La función con los alumnos ha sido hoy y por primera vez me la he perdido, tenía clase y no me ha cuadrado poder ir.  Pero los muchachos han salido, como siempre, alucinados, risueños, atrapados en la poesía y en la música, y lo mejor de todo es que ellos no son absolutamente conscientes de lo mucho que han aprendido.  Más que en unas cuantas clases de rollo de literatura. 

Además de oírlo, como ya somos un poco amigos, Crispín y yo charlamos.  Cada año me preocupa dónde va a pasar la noche, para venir al día siguiente puntualmente a desayunar conmigo.  Y a mi pregunta contestó que esta vez dormiría en Getafe porque quería visitar a un amigo.

Bien.  Hasta aquí parece una tarde con un amigo al que veo una vez al año.  Pero además de a Crispín, yo llevaba todo el día a Getafe en la cabeza.  Presagios.  Casualidades.  Muecas.

Por la mañana (o el día anterior, no recuerdo), había sabido que uno de los poetas que más admiro y leo, Luis García Montero, realizaba un recital de la poesía de su último libro en una sala de Getafe llamada "José Hierro" y así se lo hice saber a Crispín.  Y yo quería ir.  Quería ir a toda costa.  No quería perdérmelo.  Pero me lo perdí.  Porque soy una cobardica y me dio palo volverme yo sola, por la noche, desde Getafe a Toledo, acababa a las diez como pronto y yo soy una pava.  Dios, la de comentarios que voy a tener que soportar a partir de mañana!!  Pero veréis que me sentí peor porque lo tenía a huevo.  Me iba con mi amigo y juglar Crispín D'Olot hasta Getafe, veíamos a Luis García Montero juntos y me volvía.  No fui.

Pero.  Mi juglar me dijo que él sí iría.  Y cuando nos despedimos, me dio muuuuucha envidia porque sabía su destino y lo que le supondría oír la lectura de Un invierno propio, que es así como se titula el último libro de poemas de este autor.  Eso sí, quedamos hoy temprano para desayunar y para que me contara TODO.  Y así ha sido.  La lectura, especial, claro.  Me ha comentado que la gente luego le preguntaba cosas más sociales y que para romper un poco el hielo él le hizo la pregunta menos remota: "¿qué tres poetas te llevarías a una isla desierta?"  La respuesta fue, Cernuda, Gil de Biedma y Alberti.  Ý yo estuve un poquito ahí porque me ha dicho el juglar que Gil de Biedma le recordó a mí y a nuestra conversación.  Y el café de por la mañana ha estado más rico que ningún día.

Crispín, que sé que me lees, gracias.  Eres una persona excepcional.  Me ha encantado verte otra vez, me gusta tenerte por la Red y me gustan los comentarios que haces o los correos o poesías que me mandas.  Aún tengo que buscar la peli que recomiendas en la entrada que dedicamos al "numero pi" pero lo haré y la veré.  Suerte con tus espectáculos, nos vemos enseguida.

No me despido con un poema de Un invierno propio, porque quiero dedicarle una entrada para él solo.

 Voy a hacerlo con un poema precioso de Paul Verlaine, que me recuerda a Cernuda, mi querido y mi poeta, Luis Cernuda.  Porque yo creo en los presagios.  Y porque mañana es el cumpleaños de Verlaine.

Tú crees en el ron del café, en los presagios,
y crees en el juego;
yo no creo más que en tus ojos azulados.
Tú crees en los cuentos de hadas, en los días
nefastos y en los sueños;
yo creo solamente en tus bellas mentiras.
Tú crees en un vago y quimérico Dios,
o en un santo especial,
y, para curar males, en alguna oración.
Mas yo creo en las horas azules y rosadas
que tú a mí me procuras
y en voluptuosidades de hermosas noches blancas.

Y tan profunda es mi fe
y tanto eres para mí,
que en todo lo que yo creo
solo vivo para ti.

Paul Verlaine.

domingo, 27 de marzo de 2011

"Y qué coño se hace en un puticlub de lectura?"

Esto de tener un blog tiene su riesgo.  El que yo sufro es estar expuesta, que no es poco.  Y en esa exposición, que se metan conmigo, así como suena. :)

La semana pasada fue dura, los comentarios de los amigos en alguna conversación, de "ah, claro, es que esto no es poesía", "ah, bueno, claro como no lo cuelgo en un blog de literatura...", y sucedáneos, se sucedieron hasta que me inflaron las narices, con tanta sorna como los comentarios que iban dirigidos hacia mí.  "Bueno tíos, seguro que tenéis otro tema de conversación, no?", e incluso, "vale, dejadme en paz".  Los que de verdad me conocéis, acompañaréis estas intervenciones con unos cuantos tacos....  Todo, sin acritud, eso sí.  Somos amigos sin cursiva.

Pero hoy, y sin poder revelar el nombre puesto que lo he prometido, mi amigo "Junifrén" me ha preguntado: "y qué coño se hace en un puticlub de lectura??"  Y yo, sin que se me mueva un pelo, como al Pampa Rosendo, le he contestado como si en la pregunta hubiese verdadero interés.  El apodo es suyo.  Y la explicación demasiado larga.  La pregunta a bocajarro, sin tema literario previo.

Lo mejor: Junifrén es un buen amigo, al menos yo lo aprecio mucho, y siento que él a mí también.  Aún mejor, su familia es mi familia en esta ciudad de adopción.  Y aún mucho mejor, a todos nos pirra la cerveza.  Lo peor, le encanta contarme chistes para cronometrar, sin excepción, cuántos minutos pasan hasta que los pillo.  Será que es yeísta hasta casi ser bonaerense o porteño, aunque él no lo sepa. O ya sí.

Lo que hacemos en un club de lectura es charlar.  Básicamente.  Charlar sobre una novela que hemos leído durante un mes.  Llevar ahí la historia que un autor nos ha contado y hacerla nuestra, hacerla grande, reír, reflexionar, pensar, sentir, discutir, asentir, confiar, comprender, conocer, seguir, recular, sumar, beber, imaginar, escuchar, callar, hablar, sonreír, abrir, mirar, rozar, oler, recordar, soñar, empatizar, desenterrar, aprender, corregir, mirar, invitar, recordar, desear, querer.

Decidle vosotros a Junifrén mejor que yo, qué coño hacemos en el puticlub de lectura.  A ver si se anima y se viene, sería estupendo.  Su punto de vista nos enriquecería, seguro.

Por si se anima, él o quien quiera, tanto presencial como virtualmente ya sabéis, para después de Semana Santa nos toca  Todo es silencio, de Manuel Rivas:



........Y también invitar, reposar, confesar, dejar, prestar, recibir, asentir, diferir, agarrar, lamentar, disuadir, convidar, relamer, sonrojar, inferir, soltar, voltear, bailar, musiquear, tararear, citar, copiar, crear, tensar, proponer, excusar, dirigir, liberar, exhortar, exorcizar, abrazar, cañear, estar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Tan "dentro" de la vida.

Vengo del Club de lectura y me siento a escribir con la esperanza de que no se me quite de la piel la emoción tan intensa que me acompaña desde que he salido por la puerta del instituto.  De hecho, aquí estoy, toda de negro todavía, sin quitarme ni las botas a pesar de que tengo la sensación de tener los pies helados, creo que se me han mojado los calcetines con la lluvia.  Qué tendrán las tardes de lluvia que las hacen tan especiales??!!

No quiero que se me olvide temprano. Es como cuando me despierto y he tenido un sueño bonito, un sueño que me ha atrapado y no quiero que se evapore, quiero vivir dentro de él, un rato más por favor, un poco más, incluso en la ducha, incluso en el coche, incluso en el pasillo de camino al aula...  Ahora no quiero perder un ápice de la emoción tan intensa que ha sido compartir estas ¡casi tres horas! en una reunión tan chulísima.

Tan cerca de la vidaSantiago Roncagliolo.  El libro diréis que no es nada del otro mundo.  Bueno.  La historia se lee fenomenal y te va atrapando.  Fundamentalmente porque bajo mi punto de vista está muy bien escrito.  Este peruanito te engancha con un argumento muy bien contado, con momentos inolvidables, como el del baile, con esos cambios de persona que hace el narrador tan acertados en esta novela, con esas frases que le vienen a la cabeza a nuestro Max, mi pobre Max.

Yo hice una lectura distinta a la que me propone el desenlace del libro y por eso me enfadó ese final rápido con el que se despide.  Para mí no era necesaria ninguna historia porque me atraparon estos dos personajes olvidados, estos dos desheredados, dos perdedores al fin y al cabo que se encuentran en la otra punta del mundo, en Tokio, con dos historias que arrastran como dos maletas tan pesadas.
Pero a Eva y a Yolanda les gustó el final y ese final y que tuviera final y que tuviera ese final.  Y esto es lo genial de un club de lectura.  Que la novela se hace enorme.  Y tienes otra lectura.  Y ves la esperanza que transmite Eva y el optimismo que nos brinda Yolanda.  Y ya no estoy tan enfadada con el final.  Aunque me quedo con mi lectura.  Algo tienen los perdedores que me atraen como un imán. 

Después nos hemos despedido con poesía.  ¿Hay algo más bonito?  Hemos leído y comentado cada poema que hemos llevado esta tarde y las reflexiones han sido tan honestas, tan personales, tan confesionales, que de ahí que venga hoy con esta sensación tan especial.  Y lo mejor es que sólo puedo dar las gracias.  Me siento tan agradecida de pertenecer a un grupo tan amable, tan que se deja amar y ama...  Se abren puertas en estas charlas que son tan bonitas porque se elimina de entrada cualquier pudor.

Y si pensáis que esto es el final, no lo es.  Julián me había grabado un disco para mi coche con alternador nuevo o reparado (supongo que nuevo, más que nada por el sablazo), que me había cautivado un día que viajé en su coche con alternador viejo.  Uno de esos viajes a Ítaca.  Y hoy, de vuelta a casa, con las sensaciones a flor de piel sonaba esto:

http://www.youtube.com/watch?v=Lv4D5glbdx0

¿No es un final precioso?



lunes, 21 de marzo de 2011

21 de marzo. Día Internacional de la Poesía.

He llegado a casa muy tarde, casi las diez.  Evaluaciones. 

No tenía ninguna esperanza de que en ninguno de los canales de televisión donde suelo ver las noticias hablaran de hoy, Día de la Poesía.

Pero me he sentado. Y he esperado.  Ya he llegado a "los Deportes".  Zubizarreta visitando al jugador enfermo de mi equipo, Abidal,  le llevaba un DVD con palabras de aliento de sus compañeros.  ¡Qué poder el de las palabras! 
También me he enterado de que ha caído Rafa, ese servio o croata, como dice mi hermano, es realmente bueno. 

Y de pronto, cuando ya apenas hacía caso, cuando me he puesto un vino blanco frío friísimo para celebrar por fin el Día Internacional de la Poesía, tan largo, tan bonito, de pronto digo, la noticia.  Una lectura continuada de poesía en la Biblioteca Nacional, BN, y una canción preciosa de un poema de Miguel Hernández, MH.

Y cuando apenas esperaba nada más, una imagen de refilón, apenas un segundo, Ángel González.  De todos los poetas del mundo han elegido su imagen.  De todos los poetas que son míos lo elijo hoy a él. 

NADA ES LO MISMO.

La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repertir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
nada es lo mismo.

Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

Ángel González.  Grado elemental.

Fijaos, qué tontería.  Estoy muy contenta porque Ángel González me ha elegido hoy a mí. Más que yo a él. 

Si yo fuese Dios haría un ser exacto a ti, don Ángel,  de eso estoy segura....  Y si pudiera elegir una cita a ciegas y una cena y unas copas, sería contigo. 

Un brindis por Ángel González, por la Poesía y por vosotros.  Muuuuaaaakkkk!!!!!

domingo, 20 de marzo de 2011

Alternar, alternador y ninguna sombra.

Este ha sido un fin de semana adecuado para alternar.  Ha lucido el sol de manera casi abrumadora, las calles se han llenado de personas en busca de terracitas para cañear y alternar.  Los niños han inundado los parques y, en fin, la calle ha sido el espacio adecuado para tres días de luz, calorcito y manga corta.  Un marco muy apropiado para recibir a la primavera.

Ya que estamos alternando os diré que el alternador de mi coche, que no sé lo que es ni quiero saberlo, se estropeó el miércoles y la factura me ha supuesto una suma nada desdeñable de ochocientos euros.  Ya están pagados, así que ahora, con alternador nuevo o reparado (no sé), mi coche me aguarda en su plaza para comenzar mañana mismo una nueva estación.

Y en primavera, lo que hacemos, es precisamente alternar. Salir del ensimismamiento y de la conchita en la que nos hemos refugiado en las cortas tardes de invierno.  Aplazar la lectura y traicionarla por una buena conversación al calor de una terraza, yo prefiero que me dé el sol, gracias.  Cambiar la lana por el algodón y disfrutar la tarde larga y soleada y agradable conversando una cerveza

Hoy os traigo un libro que me regaló mi amigo José Bretaño por mi cumpleaños.  Porque de ahí saqué la expresión, "conversar un vinito", "conversar una cervecita".... Y porque alternar y conversar una cañita son momentos tan grandes como los que te proporciona leer  La sombra de lo que fuimos, de Luis Sepúlveda, Premio Primavera de Novela 2009.

La novela transcurre en Santiago de Chile y sin contar nada de ella me ciño a lo que reza su contraportada: "es un virtuoso ejercicio literario puesto al servicio de una emotiva historia crepuscular y una reivindicación de los perdedores.  Una novela escrita con el corazón y con el estómago, que no deja de conmover al lector, arrancar su sonrisa y, a la postre, hacerle reflexionar".

Yo os diré que son apenas 175 páginas preciosas que, efectivamente, me conmovieron y que estoy encantada de compartir hoy aquí.  La primavera, trae estos premios.  Gracias Bretaño!

la-sombra-de-lo-que-fuimos

miércoles, 16 de marzo de 2011

Infierno's

Sobre la falda tenía 
el libro abierto, 
en mi mejilla tocaban 
sus rizos negros, 
no veíamos las letras 
ninguno, creo, 
mas guardábamos ambos 
hondo silencio. 
¿Cuánto duró? Ni aun entonces 
pude saberlo. 
Sólo sé que no se oía 
más que el aliento 
que apresurado escapaba 
del labio seco. 
Sólo sé que nos volvimos 
los dos a un tiempo, 
y nuestros ojos se hallaron 
y sonó un beso. 
……………………. 
…………………….. 
Creación de Dante era el libro, 
era su Infierno. 
Cuando a él bajamos los ojos, 
yo dije trémulo: 
¿Comprendes ya que un poema 
cabe en un verso? 
Y ella respondió encendida: 
-¡Ya lo comprendo!

Gustavo Adolfo Bécquer.

Hoy, con este poema sobran mis palabras.  No las vuestras.

Un beso a mi Cristina y mucha suerte con su nuevo bar, Infierno's.  Voy enseguida, I promise.  Te llevaré a Dante, brindaré en el Infierno y me dejaré llevar "donde habita el olvido".


Hoy os traigo a Bécquer, no lo olvidéis, está siempre en todo lo que leemos.  A mí me ha traído este regalo Marga, en el momento preciso.
Los amigos y Bécquer nunca fallan.




martes, 15 de marzo de 2011

Guárdate de los idus de marzo

Hoy es 15 de marzo.  En el calendario romano los idus de marzo caían el 15 del mes de Martius.
Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre y los días 13 del resto de los meses.
La fecha es famosa porque Julio César fue asesinado en los idus de marzo del año 44 a.C.  (Wilipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Idus_de_marzo)

Esta mañana, mientras preparaba mis cosas para subir a clase, estaban a mi lado tres profesores del Departamento de Ciencias Sociales, Mar, Marga y Mariano.  (Ahora que lo escribo veo que todo es Mar-, en ese Departamento...)  Y, muy propiamente, han recordado que hoy eran "los idus de marzo" lo que me ha traído a la memoria una novela que tengo que recomendar a quien no la haya leído y que nosotros leímos en minoría este curso en el Club de lectura:

La saga/fuga de JB,  de Gonzalo Torrente Ballester.  Si no recurdo mal una parte se titulaba precisamente "Guárdate de los idus de marzo".  Y yo ya había mirado en su día esto de los idus de marzo, creo que hasta lo comentamos en el Club.

Es una novela difícil, quizás, pero yo creo que merece la pena leerla.  Por muchos motivos.  En primer lugar porque es divertida.  Yo me reí mucho, sobre todo en la primera parte.  Don Torcuato se convirtió en un compañero inseparable en noches extrañas.  Y me hacía reír.  En segundo lugar, porque es muy ambiciosa y si la tomas como un juego considerando el enorme esfuerzo del autor, la disfrutas muchísimo.  Y también porque es muy interesante, distinta, elaborada, con momentos memorables como el del sacerdote tocando el violín justo cuando lo iban a asesinar, porque te llega su transfondo de crítica a casi todo.  Por muchas razones que no quiero desentrañar porque al final resultarían, como todo, muy personales, y porque si vais a leerla es mejor no saber nada de ella.

En realidad, siempre es mejor no hablar de ninguna novela cuando sabes que no se ha leído.  Al menos, eso creo.  No hay nada peor que comenzar algo nuevo con expectativas.  Por eso, en un club de lectura, el miedo desaparece. Me cuesta mucho hablar de libros, aunque os parezca que es un poco paradójico. Es verdad, me cuesta mucho hablar de libros.

Jorge, que los idus te acompañen!! Siempre que hablo o recuerdo esta novela me acuerdo inmediatamente de ti.  A Jorge le encantan estas páginas y además, gracias a ella, se incorporó al selecto Club de lectura "Juanelo Turriano".  Un gran fichaje.  Seguro que tú podrías recomendar esta novela mucho mejor que yo.

Espero que los buenos augurios os hayan acompañado en este día especial de los idus de marzo. Y que lo sigan haciendo.  Siempre.  Cada día.

lunes, 14 de marzo de 2011

3,14159265358979323846...

Hoy me ha escrito un correo mi ingeniera y amiga Elena retándome a escribir su propio blog, en un día, hoy, en el que en el mundo anglosajón parece ser que es 3,14 y no 14 del 3, es decir, el día del número "pi".

Algo de eso debe haber, yo odio el número 14, y hoy se ha parecido más a un 3 que a un innombrable catorce.

Titulaba su correo "Un poquito de matemáticas" y en el enlace que me manda:

http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_%CF%80   

encontraréis toda la información sobre este día, efectivamente, tan matemático.  En el blog que parece que va a inaugurar para,  textualmente,  "contraatacar a Sonia y sus efémerides poéticas con otras más mundanas" podremos encontrar también cosas como estas,

http://www.pianomundo.com.ar/rockpop/pi-piano/ 

donde los mil primeros números digitales de "pi" pueden representarse en un piano.  Julián, seguro que esto te interesa.  Vaya colgados, de todas maneras, ¿no?

Pero...
No estamos en el mundo anglosajón, o no todavía, o no del todo.  Y hoy también celebramos que nació Théodore de Banville, un poeta francés precursor del Parnasianismo, y al que le debemos alguna edición de Las flores del mal, de Charles Baudelaire.

A Theodore de Banville

De la Diosa empuñasteis la espesa cabellera,
Con vigor tal, que todos os hubieran tomado,
Al ver ese aire altivo y ese hermoso abandono
Por un joven rufián que golpease a su amante.

La mirada incendiada por un fuego precoz,
Vuestro orgullo de artífice sin pudor exhibisteis,
En esas construcciones, cuya audacia correcta,
Anticipa los frutos de vuestra madurez.

Poeta, nuestra sangre por cada poro escapa.
¿Tal vez por un azar, la veste del Centauro,
Que cada vena en fúnebre arroyo transformó,

Fue tres veces teñida en las sutiles lavas,
De aquellos monstruosos reptiles vengativos,
Que Hércules en su cuna un día estrangulara?

Charles Baudelaire.

Vosotros haced lo que queráis pero seguro que si preferís seguir el inminente blog matemático-tencológico de Elena, tendréis que escuchar a Los Planetas.  Vosotros mismos.

Yo prefiero irme a la noche, a su recogimiento y a París.

Recogimiento

Cálmate, dolor mío, y tu angustia serena.
Anhelabas la noche. Ya desciende. Aquí está.
Una atmósfera oscura cubre a París. Traerá
a unos cuantos la paz, a otros muchos la pena.

Mientras la muchedumbre que se rinde al placer,
­su verdugo inclemente­ por las calles anhela
cazar remordimientos bajo la fiesta en vela,
Tú, dolor, ven a mí. Dame la mano al ver

que es posible escaparse de los ya muertos años
con sus antiguos trajes en el balcón celeste.
Ya brotan, como salen del mar, los desengaños,

cuando el sol, bajo un arco, se muere en lontananza.
Ahora, tal un sudario que desciende del este.
Observa, mi dolor: la inmensa noche avanza.

Charles Baudelaire.

Tan cerca de... Japón.

Japón está devastado.

Todos sabemos a estas alturas que los muertos y los desaparecidos se cuentan y se contarán por decenas de miles. Que ha sido una tragedia que aumenta a medida que van pasando las horas y los días.
Este fin de semana la televisión y la prensa se ha encargado de poner ante nuestros ojos las imágenes más duras de lo que significa la desolación.

Nosotros estamos leyendo Tan cerca de la vida.  La novela magnífica de Santiago Roncagliolo ambientada en Tokio.  Digo magnífica porque a mí me está encantando.  Desde las primeras páginas sentí que era una novela dura, y me he entregado a ella sin fisuras. 
Rescaté mi única visión de Tokio ya que desde el principio sentía que el autor tenía que haber visto Lost in Translation, una de mis películas favoritas y no podía dejar de pensar en ella a medida que se sucedían los capítulos. La peli es de Sofia Coppola, y es mi película.
Así que paré de leer y me volví a sentar enfrente de la pantalla del televisor a ver esa peli.  Sí, rescaté mi única visión de Tokio, comprendí por qué la novela me llevaba a mis recuerdos de esa película, sentí por qué Tokio me quedaba tan lejos.  Y de pronto, esta ciudad, este país, esta cultura, ha sido lo único que me ha rodeado por dentro en los últimos días.

Además hoy me siento tarde porque acabo de ver otra peli que en algún momento de este fin de semana me trajo el periódico.  Ahora no recuerdo cuándo ni dónde, pero me llamó la atención la buena crítica y el título: Poetry.  Es una película  coreana y la he visto en versión original, subtitulada en español.  Ha sido un viaje bastante duro, la verdad.  Pero ha sido realmente preciosa.  Ganó en el festival de Cannes el premio al mejor guión (o guion) y a mí, personalmente, me ha parecido increíble. Poesía.
Mirad aquí:   http://spanish.korea.net/detail.do?guid=46951

Japón, Corea, un idioma indescifrable, reverencias, un pueblo difícil de entender, un océano muy lejano, una cultura diferente, personas extremadamente distintas y los mismos sentimientos. 

De Japón espero que  permanezca su valentía, su tesón para sacar adelante con la fortaleza que los caracteriza, ese país hoy destrozado.  Porque además un día conocí a una persona a la que enseñé español.  Era japonés, vive ahora en Tokio, su nombre es Kimitake y él también me acerca hoy a Japón.

Y aunque sea un poco tarde, voy a leer un poquito más Tan cerca de la vida, me voy a Tokio un poquito más.  Desde allí ven las mismas estrellas que nosotros en esta noche tan extraña.

jueves, 10 de marzo de 2011

No somos partidarios de los cristales rotos.

Hoy, jueves diez de marzo, he envíado una tareíta a todas las personas cercanas a mi instituto.  Hasta el próximo día veintiuno de marzo, Día Internacional de la Poesía y cumpleaños de mi bisabuela Pilar, una mujer excepcional, vamos a vestir nuestro lugar de trabajo, lectura y reuniones de poesía.  Y debemos llevar un poema, para decorar nuestros pasillos y para regalarnos poesía.

Elegir un poema es una tarea bien difícil.  Como todo, en realidad.  No vale traer dos o tres, debe ser uno porque siempre estamos eligiendo y dejando al lado posibilidades que quizás fuesen más acertadas. O no. Y la poesía, eso que no sirve para casi nada, apenas para cortarle la cabeza a un rey, se parece mucho a la vida. O no.

Por no hablar de elegir a un escritor de poesía.  Cierro los ojos y pienso, qué decidiré cuando sea capaz de encomendarme a mí misma la labor que tan alegremente he puesto en la cabeza de los demás...  Porque sí, la verdad es que sólo puede ser uno.  Y por lo tanto, un único poeta.

He recibido un montón de e-mails con otros tantos poemas.  Con cada uno de ellos, un pensamiento para quien me los envía y una sonrisa para comentarios como el de Luis Torrecilla, "por tu culpa llevo dos horas leyendo poesía.... me encanta".  Gracias Luis, por mi sonrisa y por tu poema, es precioso, pero eso ya te lo he dicho. Sabes una cosa, me ha estremecido. ¿Lo compartimos?

Abrojos.

Lloraba en mis brazos vestida de negro,
se oía el latido de su corazón,
cubríanle el cuello los rizos castaños
y toda temblaba de miedo y de amor.
¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije "¡Adiós!",
Ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
bajo aquel ramaje del almendro en flor.
Velaron las nubes la pida luna...
Después, tristemente lloramos los dos.


Rubén Darío.

 Espero que como mi compañero me enviéis un poema, vosotros que me leéis.  En vuestros comentarios o en mi bandeja de entrada,  espero encontrar ese poema que en ese momento se convierte, por alguna razón, en el poema favorito.

De momento voy a recomendar hoy a uno de mis poetas favoritos.  Publicó a finales de febrero Un invierno propio y lo presentó el jueves pasado en la Residencia de Estudiantes de Madrid.  Hoy la cita era en Granada, con su gente, aunque me pillaba un poco lejos... Pero me hubiese encantado ir a ver a Luis García Montero, porque él es el poeta del que hoy hablo, porque él es, y sobre todo ha sido, mi poeta.

En cada lealtad hay un rumor de transparencia.

Yo he querido un respeto de cristal.
Que la lluvia viniese sobre mí
con sus alas de tarde,
que la noche difícil se moviera
como un vaso de agua en nuestra mano,
que las enamoradas
buscasen un espejo donde sentir los labios,
y que la historia
con su tacón injusto
no pisara mi vida,
porque la lluvia y yo
y las enamoradas y el espejo
no somos partidarios de los cristales rotos.


Luis García Montero.  Un invierno propio.  Visor. 2011.

http://www.luisgarciamontero.com/


martes, 8 de marzo de 2011

No debamos ningún beso.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer.  Es un gran día, por lo que queda por hacer. Tantas mujeres que viven recluidas dentro de una religión de hombres, dentro de una casa de hombre, dentro de un país de hombres, dentro de unas leyes de hombres, dentro de un burka diseñado por hombres.  Mi pensamiento hoy es para ellas, nosotras somos un poco más libres que hace unos años y merecen nuestra fuerza, nuestro recorrido y nuestra lucha no tan silenciosa como parece.

La lucha es importante.  Y a ser posible, sin violencia, por favor.  Estos días tengo en casa a mis padres. Son unos días muy especiales.  Y relacionado con lo que digo tengo un libro que anda por mi casa estos días.  Hoy es el Día Internacional de la Mujer, pero voy a hablar de mi padre.

Ocurre que mi padre es también de los nuestros. Es decir, es un lector.  Y ayer me dijo una frase a la que temo especialmente, "¿qué libro me prestas para leer?"  Había terminado lo que trajo y saca muchas horas al día para su afición favorita (después del fútbol, claro) que es sentarse debajo de una ventana con luz y leer.
Un poco nerviosa (es dificilísimo prestar o regalar lectura) eché un vistazo a mis libros.  "¿Qué le puedo prestar de lo que yo tengo?"  Y ahí estaba.  Siempre hay un libro, eso seguro.

John Carlin.  El factor humano.  Seix Barral.

No le dije nada, sólo, "creo que te va a gustar".  Lo agarró y se fue al parque con Paula, ella quería patinar y él sentarse en un banco a leer.  Le di una hora para él.  Luego bajé con el resto de las mujeres que estos días me acompañan.  Y ahí estaba, enfrascado en una lectura amable, en un libro muy bien editado y en unas páginas duras que son necesarias leer.  Ahora mismo lo tengo aquí detrás, debajo de la ventana del salón, ya lleva más de medio libro y me comenta de vez en cuando cosas sobre el racismo, sobre Mandela y sus años de prisión, sobre un partido de rugby, sobre presidentes de distintos países del mundo, sobre cómo es posible que el ser humano haga estas cosas.  Y Paula dice, "mamá, el yayo se ha enganchado al libro".

Hoy, en el día internacional de la mujer, recuerdo a Nelson Mandela y su labor por la injusticia.  Da igual si la persona que está sometida es un negro, un gitano, una mujer, un niño, una vecina que teme a su esposo o una persona a la que se le recortan derechos, civiles por ejemplo. Tenemos que juntar nuestras voces y decirlo.  Decirlo allá donde vayamos.  Siempre que tengamos oportunidad.  Hablar y denunciar. 

Un beso a todas las mujeres.  Un beso a todos los hombres que creen que somos diferentes pero no más pequeñas.  Un beso a todas las personas que luchan de alguna manera por la injusticia.  Un beso a Nelson Mandela.  Y un beso a mi padre, que no hace más que contarme lo que lee, un beso a mi padre que me enseñó con el mismo ahínco lo que era un fuera de juego que el placer de disfrutar de un buen libro. 

jueves, 3 de marzo de 2011

La vida es, a veces, un cuento triste.

Hoy es un día triste y no quería hablar de libros.  Pero me siento muy mal y algo me trae aquí.  Uno de mis mejores amigos ha recibido hoy una noticia terrible, la peor, y no me lo puedo quitar de la cabeza.  Sé que estará pasándolo muy mal y que se sentirá hundido y que hoy será recordado como uno de esos días horribles que todos tenemos de vez en cuando.  La vida también es esto. La vida, a veces, es un cuento triste.

Mi amigo Julián ha perdido hoy a alguien querido.  Mi amigo Julián que tan pendiente ha estado de mí en los últimos tiempos donde las cosas no me han ido muy bien.  Mi amigo Julián que me llama simplemente para peguntarme, qué tal estás hoy, guapísima y me cuenta exclusivamente cosas que me hacen reír.  Mi amigo Julián está hoy desolado y todos los problemas parecen menos problemas. 

Ayer estaba yo recordando a mis amigos que el día 21 de marzo era el Día Internacional de la Poesía y mandé varios correos para proponer celebrarlo y conjurar al futuro con lindos poemas.  Hoy sé que tendremos poesía, que tendremos primavera, que la vida te cambia en un instante, que siempre es hoy cuando tenemos que cuidar y mimar a los amigos y a la gente que nos quiere.

No sé qué hacéis cuando sabes que alguien tan cercano lo está pasando mal.  Yo voy a esperar a que suene mi móvil por si me vuelve a llamar mi amigo y quiere tomarse una cerveza conmigo.  Y mientras,  lo esperaré trayendo uno de mis libros favoritos, si no el más favorito.  Se trata de la Antología del cuento triste, una joya que guardo en un lugar privilegiado de mi casa y de mi corazón.



Antologia Del Cuento Triste (Extra Alfaguara) (Spanish Edition)

                                                                            
A partir de la idea de que un buen cuento siempre será un cuento triste porque la vida es triste y un buen cuento concentra toda la vida, Bárbara Jacobs y Augusto Monterroso han recopilado los mejores ejemplos de este género, guiados por el criterio de la tristeza y su calidad literaria. Nada menos que cuentos de Joyce, Faulkner, Dorothy Parker, Carson McCullers, Saul Bellow, Juan Rulfo, Herman Melville o Thomas Mann, entre otros.

La vida es triste, "la vida es mu perra" dice mi amiga Cristina, la vida tiene estas cosas. 

martes, 1 de marzo de 2011

Una ruta gastronómica.

Ayer me mandó un amigo (esa palabra tan grande) un enlace que me llevó a una nueva publicación de uno de mis escritores favoritos: Enrique Vila-Matas.  Y también un enlace que me adentró en un relato inédito de este autor y que me gustó mucho.  Los títulos y el autor para una entrada que pienso dedicar a este escritor en exclusividad, hoy es simplemente un aperitivo.  De hecho creo que es el entremés en lo que hoy os presento como un menú de lectaurante, denominación que he empleado para la biblioteca de mi Centro.

Me explico.  Estaba yo pensando cuando recibí el enlace que no hay manera de avanzar de este modo con las lecturas.  Me vuelvo a explicar.  Leo a Javier Marías y Vila-Matas publica algo para la siguiente semana.  Y termino con Vila-Matas y algo nuevo de Antonio Muñoz Molina sale para que yo vaya corriendo a la librería.  Y cuando termino, ya está de nuevo Marías haciendo algo de las suyas, si no es publicando, recordándome a través de algo o de alguien que me quedaba algo por leer de él. 
Leeré lo nuevo de Vila-Matas, pero no puedo dejar de pensar en las ganas que tengo de que llegue abril y con él la nueva novela de Javier Marías, Los enamoramientos.

Y eso, por razones absolutamente intrínsecas a mi vida cotidiana, me llevó al menú limitado de mi muy mal comedora Violeta.  Come de todo porque le ha tocado una madre muy pesada y muy maña, pero en realidad ella se alimentaría a base de puré de verduras, croquetas caseras que previamente me cocina mi madre en número de cien, me congela y me traigo de viaje a Toledo (las voy sacando poco a poco) y yogur natural azucarado, Activia a poder ser.
Y pensando pensando me pregunté si Marías no sería mi puré de verduras, Muñoz Molina mis croquetas caseras y Vila-Matas mi especialito yogur natural azucarado de marca concreta. Luego hay más, claro, y muchos, gratas sorpresas, pero se parecen mucho a eso que también hay que probar porque hay que intentar comer de todo para tener perspectiva, juzgar y saber si te gusta o no te gusta.

Aunque, claro, también está lo que nunca te comerías, cabeza de cordero asada, vísceras que harían las delicias de Leopold Bloom, una pizza con sabor a barbacoa o pescado crudo.  Y lo que nunca leerías, da igual que nunca antes lo hayas probado (los ejemplos los obvio, no soportaría presentarme como censor en ningún caso de ningún título, todos tienen sus lectores).

Y si no me creéis os diré que hace un mes leí El jinete polaco de Muñoz Molina. Entre Invisible y Emma, leí Corazón tan blanco de Marías.  El viernes compraré a Vila-Matas y en abril de nuevo publica Marías.  Lo mejor de esta dieta es que jamás se me ha indigestado, ni una mínima molestia intestinal ni de ningún tipo.  Yo diría, de hecho, que todo lo contrario.  Cuanto más los devoro más placer encuentro.  Me pasa lo mismo con la comida italiana.

Y no están los tiempos para despreciar placeres.  De ningún tipo.