martes, 4 de febrero de 2014

Uno de los días más felices de mi vida.

Hoy celebro con mis "improbables" lectores la entrada número 50 de este blog del Club de Lectura.  Y lo voy a hacer con una experiencia excepcional que al final ha ocupado todo el día de hoy.  Y no es una frase hecha, acabo de quitarme las botas desde las siete de la mañana.

Hoy celebramos otro tipo de libros y otro tipo de literatura, pero literatura al fin y al cabo porque pertenece al mundo de la ficción, a ese otro mundo que nos construimos los que leemos y que nos completa con sueños, paisajes, héroes, amores, traiciones, calles, taxis, hoteles, ciudades nuevas, ventanas, historias...  Hoy mi homenaje es para la literatura juvenil.  Por las razones que voy a contar ahora.

La primera es obvia.  Paso la mitad de mi jornada rodeada de adolescentes que viven la vida intensamente.  No digo las clases!!!, digo los sueños, los paisajes, los héroes, los amores, los desamores!!!, las traiciones, las calles..... las historias.  Todo está magnificado por una pasión y una emoción que no deja de asombrarme.  Aunque lo haya vivido, aunque lo vea todos los días, todos los años, todos los cursos, no es posible quedarse impasible ante esas lágrimas que lloran el fracaso más absoluto y que pueden pasar a la carcajada más sonora en cuestión de segundos.  Raras veces se vive la vida de manera más intensa.  
Por eso les duele tanto todo.  Por eso lo disfrutan tanto todo.

Cuando encuentran una novela como Pomelo y limón y les gusta mucho sé con seguridad que es porque de alguna manera se ven reflejados en esta novela realista y juvenil que trata los temas que les preocupan. Son pocos, en realidad: la amistad, su sentido de la justicia y el amor.  A los chicos alguno más como el último partido del Atlético, pero es solo hasta que ven a María o a Patricia o a Laura o a Nuria el lunes.... Hasta el fútbol se hace secundario en estos momentos... cosa que no ocurre una vez que han cumplido los treinta....

Hoy celebro que su autora Begoña Oro ha venido a conocer a nuestros chicos, a los alumnos de 2º ESO que habían leído la novela.  Y lo celebro porque el encuentro ha sido precioso. Muy entrañable, motivador y dinámico.  Una experiencia muy bonita y espero que enriquecedora para ellos, que es de lo que se trata en definitiva.  

Begoña Oro es una escritora.  De novela infantil sobre todo.  Pero presentó Pomelo y limón al premio Gran Angular de literatura juvenil de SM y lo ganó.  Editora.  Traductora.  Viajera.  Pianista.  Comprometida con la maravillosa frase de que "si lees puedes cambiar el mundo". Pero además cuando la ves te quedas maravillado.  Una mujer tan hermosa, tan bonita con un vestido verde de raso hasta los pies, su sonrisa perenne, su mirada atenta.  Un mujer preciosa también por dentro, alerta y generosa con nuestros chicos.  De verdad que ha sido una de las cosas más bonitas que he tenido el gusto de compartir con mis alumnos.

Pero es que además es la escritora favorita de mi hija Paula.  ¡¡Vaya desilusión cuando se enteró de que hoy tenía un examen en su insti y  NO me la podía llevar al Juanelo!!!  Pero como el día ha sido tan bonito... todo tenía que concluir bien.  
Begoña Oro y yo hemos quedado a tomar unos vinitos a mediodía hasta su próximo encuentro con otros jóvenes ¡¡¡de un colegio de mi barrio!!! Al final Paula podría ver a su autora, vaya sorpresa le iba a dar.  
WhatsApp: Paula, cariño, come rápido lo que tienes preparado que te espero a las tres y cinco en la esquina equis con alguien muy especial....

Y así ha sido.  
Y os lo cuento porque quiero compartir la ilusión que me ha hecho poder darle la sorpresa, poder llevarla, poder presentársela, poder compartir con ella el momento mágico de conocer a su autora!!! Yo sé muy bien qué se siento cuando eso ocurre.

Y porque no hay nada más maravilloso en el mundo, nada de nada de nada de nada, que oír a tu hija decir: "Gracias mami, hoy ha sido uno de los días más felices de mi vida".